El
neoclasicismo rompe con las ideas barrocas. Está época intenta recuperar las
bases clásicas para así aplicarlas a sus textos, tomando en cuenta una cierta
estructura. Es por ello que se abarcaron todos los géneros, entre ellos la
fábula por parte de dos grandes maestros destacables durante aquella época que
ahora presentaremos y conoceremos su estilo. De manera que se hará una
comparación de ambos y se hablará de forma breve en cuanto a sus vidas.
Uno
de los fabulistas más importantes del neoclásico fue Tomas de Iriarte que nació
18 de septiembre de 1750 en el Puerto de la Cruz de
Orotava, en la Isla de Tenerife, hijo de Bernardo de Iriarte y Doña Bárbara de
la Nieves Hernández de Oropesa. A sus catorce años se trasladó a Madrid junto a
su tío Juan de Iriarte, que bajo su dirección estudió las lenguas griega y
francesa, además siendo ya conocedor del latín y estudioso de la literatura
castellana.
Su inició literario fue como traductor
del teatro francés, aunque comenzó a componer a los dieciocho años, en 1768.
Entre sus obras más importantes son las Fábulas literarias (1782).
Su texto a diferencia de otros
fabulistas que pretenden transmitir mediante sus escritos normas morales, su
producción literaria en este caso se enfoca a mostrarnos una serie de
enseñanzas literarias, además de estar impregnadas de sátira, como la siguiente
fábula:
El papagayo, el tordo y la marica
(Conviene estudiar los autores originales, y no los copiantes o malos traductores)
Oyendo un tordo hablar a un papagayo, quiso
él, y no el hombre, le enseñara; y con sólo un ensayo creyó tener pronunciación
tan clara, que en ciertas ocasiones a una Marica daba ya lecciones.
Así salió tan diestra la Marica como aquel
que al estudio se dedica por copias y por malas traducciones.
Cabe destacar que al inicio de cada una de sus fábulas añade una
introducción en cuanto a lo que trata el texto, para enseguida presentar el
relato. Al final, el autor da una
moraleja literaria y no didáctica, es decir, moralizante como lo solían hacer
los fabulistas clásicos.
Tomás de Iriarte se suma al abandono del barroquismo a través de
la recopilación de fábulas cuyos temas no pasan desapercibidos durante su
época, además retoma la hominización de los animales para así construir un
discurso. En tanto sus bases las encuentra en los clásicos principalmente por
Esopo.
Por otro lado, está también un fabulista destacable de la misma
época del siglo XVIII, quien fue Félix María Samaniego. Nació el 12 de octubre
de 1745 en la villa de La Guardia, en la
Rioja (alavesal). Recibió de sus padres la primera educación; estudió dos años
de leyes en Valladolid; viajó por Francia y después por Vergara, donde adquirió
importantes conocimientos. Más tarde publicó su libro Fábulas en 1781. Una de
sus fábulas más destacadas es la siguiente:
La cigarra y la hormiga
Cantando la Cigarra
Pasó el verano entero,
Sin hacer provisiones
Allá para el invierno;
Los fríos la obligaron
A guardar el silencio
Y a acogerse al abrigo
De su estrecho aposento.
Viose desproveída
Del preciso sustento:
Sin mosca, sin gusano,
Sin trigo, sin centeno.
Habitaba la Hormiga
Allí tabique en medio,
Y con mil expresiones
De atención y respeto
La dijo: «Doña Hormiga,
Pues que en vuestro granero
Sobran las provisiones
Para vuestro alimento,
Prestad alguna cosa
Con que viva este invierno
Esta triste Cigarra,
Que alegre en otro tiempo,
Nunca conoció el daño,
Nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme;
Que fielmente prometo
Pagaros con ganancias,
Por el nombre que tengo.»
La codiciosa Hormiga
Respondió con denuedo,
Ocultando a la espalda
Las llaves del granero:
«¡Yo prestar lo que gano
Con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana,
¿Qué has hecho en el buen tiempo?»
«Yo, dijo la Cigarra,
A todo pasajero
Cantaba alegremente,
Sin cesar ni un momento.»
«¡Hola! ¿Con que cantabas
Cuando yo andaba al remo?
Pues ahora, que yo como,
Baila, pese a tu cuerpo.»
Ahora bien, observando ambas fábulas distinguimos fácilmente las
diferencias que hay entre ambos autores, que son las siguientes:
Tomás de Iriarte
·
La obra es considerada de una calidad poética más que las de
Samaniego
· Ensaya en sus obras una diversidad de estrofas y versos, muy
pocas veces visto en el género.
·
Aplica
las mismas bases clásicas
·
Sometió
las reglas de universalidad, unidad formal y didactismo a sus apólogos
·
Sus
poemas encierra muchas veces una burla feroz hacia la sociedad de su época
·
Aplica
la lírica al género fabulístico
Samaniego
·
Es
muy poca su calidad poética
· Sus
fábulas se presentan de forma numérica (como fábula XVIII) para enseguida
presentarse el nombre del relato
·
Se
basa en los clásicos para escribir sus obras, es por ello que imita a los
autores como: Fedro, Esopo y La Fontaine.
·
Sus
obras están escritas de un carácter prosaico
·
Sus
relatos tienen una finalidad didáctica
·
Dramatiza
las escenas
·
Sus
fábulas están llenas de sencillez y gracia
·
Posee
una ausencia de elementos cultos
·
Hay
una comulación de sustantivos y verbos
Por último cabe añadir que ambos autores
para romper con las ideas del barroco, retoman de nuevo las bases clásicas,
causando así el neoclasicismo, puesto que ambos autores a pesar de ser poco
distintas sus obras en cuanto al estilo ambos se basan en el mismo género y las
mismas bases pero aplicando su propio estilo.
Bibliografía:
Samaniego, Félix María. Fábulas. Obtenido
de la red mundial de información del 24 de noviembre del año 2013, de la web:
http://www.vicentellop.com/TEXTOS/samaniego/fabulassam.pdf
De Iriarte, Tomás. Fábulas literarias. Obtenido de la red mundial de información del 22 de noviembre del año 2013, de la web: http://djelibeibi.unex.es/libros/F%C3%A1bulasIriarte-ss.pdf
De Iriarte, Tomás. Biografías y vidas. Obtenido de la red mundial de información del 8 de noviembre del
año 2013, de la web: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/i/iriarte.htm
gracias
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